GRVCE nació en el corazón de un adolescente de 16 años. Aunque ya no soy un adolescente, sigo soñando como un niño, con responsabilidades de adulto y, sobre todo, con el compromiso de mostrar la gracia que un día transformó mi vida.
Cada “drop” de GRVCE refleja, a través de la moda, experiencias que han marcado mi vida de una manera increíble. A través de la marca, la gente puede conocerme mejor, pero lo que más anhelo es que sus vidas reciban la gracia que tiene el poder de transformarlas.
GRVCE no es solo una compañía de moda; es un ministerio de moda y oración.